Práctica de mayo 2024 (2)

¿Sabes cuando has soñado tanto que te duele la cabeza? Pues a mí me ha pasado hoy? ¡Qué capacidad de crear historias, escenarios, personajes! En ocasiones se me ocurre redactar alguno de esos sueños, otras no; especialmente no lo hago cuando me parece recordar que he soñado tantas historias. Aquellos sueños que a veces sí anoto o redacto son lo que podría llamar sueños únicos, que forman una sola pieza por inacabada que parezca, y son los que sobreviven a mi recuerdo al despertar.

Voy a continuar con la práctica de ayer, en lugar de hablar de los sueños. Estos dibujos en parte tienen que ver con lo que contaba antes. Las historias de mi cabeza cuando duermo no son las historia de mi cabeza cuando estoy despierta. No escribo al modo como sueño. Probablemente sería más interesante si lo hiciera. Pues con el dibujo lo mismo, aunque no tiene que ver con una forma de dibujar en el sueño y otra cuando estoy despierta, que también me ha sucedido. Tiene más que ver con algo que hacía antes y que hago ahora.

Solía hacer retratos, no se me daba mal. Ahora, como dije en otro momento, salvo por la ilustración de una historia o a raíz de una lectura, no me sale dibujar personas y mucho menos caras. Me genera cierta ansiedad, lo que en su momento pensé que surgía de la expectativa de ser capaz de realizarlo o no. Ahora sé que es porque no me apetece. Cuando algo no me apetece y me lo impongo, sin darme cuenta de que me lo impongo, como un remanente del pasado, como esa fórmula que intentas seguir utilizando infructuosamente, me genera cierto grado de ansiedad.

Poco a poco reconocí los síntomas y la causa. Simplemente no me apetecía hacer eso. La puerta siempre queda abierta para lo que sea, pero no en este momento.

La práctica de ayer, que llega hoy, va de la improvisación de flores en acuarela. No dibujo flores porque me gusten o porque me parezcan un reflejo de la belleza que no tiene palabras, o porque sean agradecidas. Simplemente me sale hacer flores, hierbajos, hojas, paisajes que parecen algo en la improvisación, porque mis ojos descansan, mi cabeza descansa, o por lo que sea. En cambio, no me sale hacer personas, salvo que ilustre una historia, ya lo he dicho. No me pregunto por qué, solo que es así y procuro no dar razones a mi ánimo para no generar ansiedad sin necesidad. Sin embargo, me gusta contarlo.

Deja un comentario